domingo, 15 de enero de 2012

Yo sobreviví a una compañía low cost mexicana...

Hola a todos!

Hoy voy a contaros la rocambolesca historia de los vuelos DF-Cancún-DF con los que hice mi viaje de Navidad.

Os pongo en situación:

Vuelo de Ida: 23 de Diciembre. El vuelo salía a las 19.00h y aterrizaba en Cancún dos horas más tarde.
A las 15.00h cuando salgo de la Oficina para dirigirme al aeropuerto, me encuentro con Santi que me advierte que durante la mañana los vuelos en el Aeropuerto salen con un par de horas de retraso por la niebla (o nube de contaminación probablemente) que hay en DF. "Salgo a las 19.00h, no creo que lleve retraso", pienso yo.

Tras tardar más de hora y media en llegar al Aeropuerto, el señor de facturación me advierte que los vuelos llevan demora. "Pero de cuanto?", pregunto yo. "Del orden de tres horas, señor; pero los pilotos están haciendo todo lo posible porque haya la menor demora". Decido tomármelo con la calma habitual que según mis padres he adquirido en este país.

Primera lección: cuando te dicen tres horas de demora, en realidad son cinco!

Decido pasar el control y llego al enorme salón de espera de la terminal: gente tirada durmiendo, ni un banco libre y empieza a mosquearme la situación. Cuando llegan las 18.30h, en las pantallas de información de los vuelos mi vuelo pone "A tiempo" por lo que decido ir a preguntar al personal de la compañía sobre la puerta de embarque. Una Srta. me atiende diciendome que el vuelo se va a cancelar. Que le facilite mis datos para reubicarme...el día 27! Mi cara se pone azul y viendola me reclama que espere que va a volver a consultar.

Segunda lección: las pantallas de información de vuelos del Aeropuerto de DF NO son fiables.

A todo esto, pensé que era cosa del aeropuerto. Que las demás compañías también tendrían retraso. Error. Los vuelos con demora el 80% eran de la compañía con la que volaba. El 20% restante el retraso medio era de una hora más o menos.

Decido preguntarle de nuevo a la "amable" Srta.; el vuelo parece que no se cancela, pero que tiene que venir de Cancún y que todavía no ha salido de allí. Calculo; "Esto va para rato.", pienso. Me siento y me pongo a jugar con el móvil; cuando se queda sin batería decido buscar un enchufe y miro atónito a la pantalla. Mi vuelo ha desaparecido de ella. Empiezo a ponerme nervioso. Pregunto al personal de la compañía: "Señor, mire las pantallas de información". Tras veinte minutos de lucha, consigo que entienda que el vuelo no está en la pantalla. "Pues estará descatalogado. Vendrá con más de cuatro horas de retraso".

23.00h Mi vuelo sale del DF sin sobrevivir a la avalancha humana en el embarque. Aterriza dos horas y media más tarde en Cancún y pienso: "Por fin llegué. En media hora estoy viendo a mis padres y a mi hermano.". De nuevo error.


Tercera lección: nunca subestimes la capacidad para que las cosas vayan a peor.

Las puertas del avión no se abren. La gente empieza a gritar. Consigo pisar suelo maya a las 02.00h y llego al hotel sobre las 02.30h, casi cinco horas depués de lo previsto.

El avión no quiere abrir...
La cosa hubiese quedado en anécdota si la historia de la vuelta no hubiese sido un infierno aún mayor.

Vuelo de vuelta: 2 de Enero. Salida prevista. 19.55h y llegada al DF a las 21.45h. Bromeo con mi madre: "Como me pase lo de la ida, llegas tu antes a España que yo al DF." Error.

Cuarta lección: nunca digas algo de lo que te puedas arrepentir. Ya conocéis todos a Murphy.

Pues bien, se cumplió mi premisa. Llegué a DF cuando mis padres y mi hermano estaban en Atocha cogiendo el AVE Madrid- Sevilla. Lo que pasó entre medias, fue incluso más surrealista que en el vuelo de ida.

Mientras estoy en la cola de facturación un señor aparece de la nada clamando contra la compañía. "No voléis con esta mierda", afirma. Según me enteré, además de llegar cuatro horas tarde (qué raro), le habían partido la cuna móvil de su hijo. El hombre se va "calentando" con el paso de la conversación y empieza a gritar. Tras este episodio, le pregunto a la chica de facturación que si lleva retraso el vuelo: "Diez minutos".
"Mira qué bien". Pienso yo, iluso de mí.

Cuando llego a la terminal de espera el vuelo aparece con 4 horas y media de retraso, saliendo a las 00.15h. Me armo de paciencia y me tiro cual rata en el suelo del aeropuerto a jugar con el móvil con un enchufe de por medio. Al rato de estar tirado, se acerca un chico personal del aeropuerto no puedo decir de qué para decirme: "Señor, no puede estar Usted ahí; no puede robarle la electricidad al Aeropuerto de Cancún".
Se me pone cara de Bob Esponja. Le digo que está toda la terminal usando los enchufes. Le pongo mala cara. El chico desiste.

A las 23.00h nos dan tickets de comida. La multitud se amontona frente al mostrador de la compañía. La gente repite cena. Yo quiero sólo dormir. Cabeceo peligrosamente apoyado contra la pared.

A las 03.15h, tras 8 horas de desesperación anuncian nuestro vuelo. El vuelo según la compañía va en hora (hora zulú, claro). Pienso: "Ahora duermo en el avión". Hago cuentas; voy a llegar a las 05.30h a casa.

Al llegar a DF, respiro tranquilo. Craso error. Mi maleta no aparece. Mosqueo elevado a la enésima potencia. Treinta minutos despues de estar discutiendo con la azafata del avión, mi maleta aparece. Está en la bodega. Se ve que no querían sacarla. Llegada a casa a las 06.25h.

Lección 5- Nunca mais con esta compañía. Lo barato (que no era barato, por cierto) a veces sale caro.


Mañana fotos del viaje!



Embarque caótico, 03.15h.

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