sábado, 8 de octubre de 2011

Primeros días en DF


¡Hola a todos!
Tras varios días en los que no he podido ni sentarme, aprovecho la primera media hora que tengo libre en el D.F para actualizar el blog.
La verdad que han pasado sólo 4 días y parece sin embargo que haya pasado un mundo. La cantidad de historias por metro cuadrado de lo que he vivido esta semana roza el surrealismo o, como algún/a que otro/a entenderá, el absurdismo.
Abandoné Jerez el lunes en un vuelo de Iberia y llegué a Madrid para reunirme con mis compañeros de viaje, de los que dejo una foto, y que, según todo el que ha hecho este tipo de becas, se convertirán en mi familia a lo largo de estos doce meses.

En el aeropuerto de Frankfurt

El martes, madrugón. Primer contratiempo: la maleta de mano. Según la agradable Sra. De Spanair, mi maleta de mano no cumplía los requisitos de medida necesarios para poder viajar en cabina. Por ello, me invitó a introducir mi maleta en uno de esos compartimentos que tienen para medirlas. Pese a que cabía perfectamente, la agradable Sra. no tenía muy claro el concepto de “Capacidad” y me obligó a facturar una maleta bastante endeble que compré el año pasado en Pekín (miedo tremendo a que me la perdieran o me quitaran la cámara de fotos, que andaba allí dentro, cosa que felizmente no ocurrió).
Tras esto, vuelo a Frankfurt, comida allí y vuelo INTERMINABLE al DF. La verdad que si no llega a ser porque la Sra. que tenía en el asiento de delante se agarró tal cogorza que iba tambaleándose en el vuelo, no sé qué hubiera sido de mí porque se me hizo eterno. Al llegar a DF, control de inmigración (1 hora y media aproximadamente) y control de aduanas, para pillar un taxi y llegar a la que va a ser nuestra casa durante este año sobre las 22.00h, hora local.
Al día siguiente, día 1 en DF fuimos a la oficina ya a trabajar. Segundo contratiempo: duchita de agua fría para empezar la mañana. El piso donde vivo, con Fernando y Ana, estaba vacío (ni siquiera había una garrafa de agua), con lo que en estas tardes nos hemos dedicado a arreglar todo y asentarnos (aunque falta todavía). Y aquí es donde vienen los episodios surrealistas/absurdos.

Con Fernando en la oficina

Episodio 1: intento fallido en Telcel (operadora móvil de México) y posterior compra en el Soriana (supermercado). El primer día salimos a las 16,30h de la Oficina para coger el pasaporte e ir a hacernos el contrato de la línea de teléfono. Como buenos novatos, fuimos a una oficina que estaba a media hora andando (aquí al lado, vamos), teniendo una a tres pasos de casa. Consecuencia: la tienda cerraba a las 18.00h, llegamos tres minutos tarde y estaba cerrada. Así que decidimos que era momento de hacer la compra: fuimos al supermercado (en México todo es grande, como podéis comprobar en esta foto), hicimos una compra de 2 carros y…decidimos ir con la compra hasta casa. 

Tamaño del champú en México

Como en España es común coger el carro de la compra y sacarlo del propio recinto, suponíamos que podíamos actuar de la misma forma en México. Craso error. Un segurata se puso tonto y tuvimos que dejar a Fernando con los dos carros para pillar un taxi y volver con todas las compras (incluida garrafa de 20 litros de agua) a casa. Hasta aquí todo normal. Pues en el momento en el que Ana y yo nos pusimos a buscar el taxi, cayó una de las trombas de agua más grandes que yo haya visto. Empapados llegamos a un taxi, recuperamos a Fernando, que andaba en un árbol esperándonos y felizmente llegamos a nuestra casa con comida. A todo esto, la casa seguía sin agua caliente. Bajamos a Administración y tras esperar bastante rato, conseguimos encender la caldera de gas y tener nuestra ducha en condiciones.
El segundo día, volvimos a la oficina (gente encantadora, la verdad) y por la tarde de nuevo a realizar trámites. Llegamos a casa mojados de nuevo, por la tromba de agua que caía y, en la casa no había luz. Y piensas: bueno, es normal, hay tormenta, se habrá ido. Fuimos a firmar el contrato con la agente inmobiliaria (Yuni para los amigos) y fuimos a Telcel, esta vez sí a sacarnos la línea mexicana. Yo iba, pues a sacar una línea para la Blackberry, Ana, para sacar un cutre móvil y Fernando, para sacar un teléfono con el que pudiera usar Skype. A este episodio se unió Serguei, que venía a sacarse un móvil. Dos horas más tarde, con la tienda ya cerrada, salimos de allí con 3 iPhones y un Samsung Galaxy. ¿Qué paso? Aún lo desconocemos. (Inciso: quien quiera hablar conmigo fácilmente y tenga Android o iPhone, que se instale un programa llamado Viber, que funciona de escándalo. Gracias chungui).

Ana, Serguei y Fernando con Edgar, de Telcel

Episodio  2: no hay luz en casa. Cuando llegamos de Telcel, no había luz en casa. Bajamos a administración, miraron el contador y todo estaba en orden, con lo cual, todo hacía pensar que era una avería interna. En administración decían que no podían tocar la instalación de dentro de la casa, con lo que teníamos que llamar a nuestro propio electricista (22.00h). Preguntamos a la vecina si tenía luz. Nos dijo que no, que creía que se la habían cortado porque no había pagado. Pero claro, a nosotros no nos la iban a cortar, con lo que empezó a sonarme que podía ser una avería más general. 20 minutos después, seguía discutiendo con el de Administración y es increíble la entereza que tienen para decirte lo mismo 500 veces: “Señor, no podemos acceder a tu hogar”. Indignados y frustrados, nos fuimos a cenar y cuando llegamos a casa “¡Voilá, hay luz!”. Resulta que era una avería general de los dos apartamentos. Nos pidieron disculpas al día siguiente, eso sí.
Con todo esto ya llegamos al día de ayer, en el que fuimos como de costumbre a la Oficina, estuvimos visitando las instalaciones de la casa (próximas fotos, lo prometo) y salimos por la noche a una discoteca.
Episodio 3: el taxista suicida. A la hora de volver, tras estar en un bar en el que 10 copas valían aproximadamente 6 Euros y en el que me quitaron mis pastillas de la alergia porque el puertas a saber qué se pensaba que eran, volvimos en taxi a 140 km/h por una vía similar a la M30. Sí señor.
Hoy, día tranquilo, primero en DF en el que me puedo sentar, puedo robar una Wi-Fi (hasta el día 19 nada de Internet en casa) y puedo contar algo de esta “aventura”.
Mañana prometo abrir un post de “Cosas surrealistas que ve mi móvil en DF” en honor a Jaime. Promete la cosa, porque en estos días que llevo aquí, ya tengo 3 fotos.
Impresiones generales de lo que llevo hasta ahora: el país está “en guerra” podíamos decir, se palpa cierta inseguridad en la calle pero de momento, y espero que así siga, no he tenido ninguna sensación rara. Hay gente encantadora y lugares encantadores, y con eso me voy a quedar.
¡Ta mañana!

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