domingo, 30 de octubre de 2011

Un cumpleaños en DF

¡Buenas a todos!
Como muchos sabéis, ayer fue mi cumpleaños. Lo primera cosa graciosa, que es un poco rara, es que 7 horas antes de que fuese sábado, ya la gente estaba felicitándome; cosas de los husos horarios.
Como dice Ana mi compañera, la celebración de mi cumpleaños ha sido como la de una boda gitana. Y es que los tres días del fin de semana, se ha hecho algo. Antes de contar nada, mil gracias a mi “familia mexicana” por organizarme una fiesta “sorpresa” y hacerme sentir como en casa. Y a todos aquellos que, gracias a las redes sociales/memoria se hayan acordado.

El viernes, tras una siesta de más de dos horas, mi inocencia y yo nos vestíamos para ir a Condesa (una colonia de aquí de DF) a cenar y a tomar algo. Si bien es cierto que me llegó al correo algún que otro mensaje que no debía leer (ay que ver, María), estaba convencido que aquello que tramaban era para el sábado. Pero ratificando mi inocencia,  la fiesta fue sorpresa ya que no me di cuenta de las evidencias.
El caso es que la fiesta era en mi casa, y yo, en mi posición de tocacojones, le decía a Ana que no quería subir a por su cámara.

Tras la sorpresa inicial, llegó bastante gente (como se puede ver en la foto) y llegaron las doce. 

La fiesta sorpresa

Ya iba avisado por lo que no opuse resistencia: en México se reciben los años a tartazo limpio (o “mordida” como llaman ellos).


Fotos de la mordida
Todavía ayer por la mañana, tras ducharme, continuaba oliendo a fresa/nata.
Una de las cosas que me repatean de este país ocasionó que al final acabáramos en un sitio nuevo y que me gustó bastante. Y es que en la entrada de la discoteca que está al lado de casa, el puertas se puso tonto y no nos dejaba entrar. ¿Por qué? Pues porque nadie que estuviese dentro de la discoteca venía a por nosotros. Es decir, no porque estuviese lleno, porque hubiese cola ni nada por el estilo. Pero bueno, como decía; esto ocasionó conocer otro sitio en el Estado de México (ni siquiera en DF)  en el que estuvimos en la zona VIP, tomé una “cucaracha” (chupito de licor café caliente) y que tenía unas vistas de la ciudad bastante espectaculares.
Cucaracha
En el Classico
 
El resto del cumpleaños, es decir, ayer, Serguei y Fernando nos invitaron a unas lentejas y a ver una peli “buenísima” (Super 8) y por la noche estuvimos en un español cenando. Y hoy, que será el siguiente post de este blog, hemos estado todos en Xochimilco.

Mi regalo de cumpleaños. Gracias a todos! ;)

Ta mañana y gracias de nuevo!

miércoles, 26 de octubre de 2011

Cosas surrealistas que ve mi móvil en DF (Parte 4)

Tres fotos que hice en un garito el otro día que me parecieron, cuanto menos, curiosas.



En La Chopería, en la Colonia de Condesa

martes, 25 de octubre de 2011

Estadio Azteca

Hola a todos,

Tras un fin de semana complicado (me robaron el monedero en una discoteca), os cuento la experiencia del fin de semana: vivir el derbi mexicano en el Estadio Azteca.

El Estadio Azteca es un estadio de fútbol ubicado en la Ciudad de México con capacidad para 105.000 espectadores. Es el tercer estadio más grande del mundo, sólo superado por el Estadio Rungrado May Day en Corea y el Saltlake Stadium en la India.
Famoso entre otras cosas por la “Mano de Dios” de Maradona en el mundial del 86 contra Inglaterra.

Tras hora y cuarenta minutos en Metro y en Tren Ligero, aterrizamos en la parada del Estadio. Por fuera, no parece gran cosa, la verdad. Un estadio normalito, vaya.

El Azteca por fuera
El partido, entre Chivas de Guadalajara y el América de la capital es una especie de Madrid-Barça aquí en México.  Las aficiones estaban bastante repartidas, cosa que me llamó la atención. Pero es que resulta que el América va penúltimo y por la mala marcha del equipo, los hinchas no van al estadio.

Con Ana, María, Serguei y Fernando en la entrada

De juego, fue normalito. Yo diría que ninguno de los equipos aguantaría en Primera División y si me apura, Segunda en España. Pero el ambiente en la grada, sí que era impresionante. La hinchada que teníamos a la derecha se pasó los 90 minutos animando sin parar, pese a que perdieron 1-3.

El interior del estadio

Y es que los mexicanos van al futbol, además de animar a su equipo a comer y beber: cada cinco minutos tienes a una persona ofreciéndote pizzas del DOMINOS, refrescos, cervezas y hasta helados. Además, cuando acaba el partido, tienen la “graciosa” costumbre de tirar sus restos de cervezas/refrescos hacia el campo, por lo que la lluvia la tienes garantizada.

Ya tenemos lavadora (recordando las entregas en México). A ver si llega Internet pronto y puedo contaros el día del Embajador, que no se me ha olvidado, jeje.

Ta mañana!

viernes, 21 de octubre de 2011

jueves, 20 de octubre de 2011

Ahorita mismo

Hola a todos!

Este país tiene cosas maravillosas. Sin embargo, hoy toca hablar de la parte “fea”.
Inevitablemente, este post tenía que llegar. Los que me conozcan saben que soy una persona muuuuy paciente y que raramente se altera.
Pero las entregas/visitas a casa en México han colmado la gota del vaso de mi paciencia.

Y es que, desde el día 6 de Octubre, que contratamos Internet, los de la compañía, siguen sin venir y tiene pinta de convertirse en una historia rocambolesca ya que han amagado ya dos veces en venir.

Las excusas son varias. Pero lo gracioso de la historia es que si van un día, no te dicen a qué hora van, por lo que tienes que estar en el horario de 8h a 20h en casa. Pero es que aún estando en casa, esperando para que vengan, si no encuentran la calle, como pasó ayer, ni siquiera te avisan, sino que reprograman la visita para 8 días más tarde. Encima, tras 2 llamadas de 30 minutos por teléfono con un autentico loro que repetía lo mismo, tienen la poca vergüenza de llamarte mentiroso.
Conclusión: tienen un error (de no encontrar una dirección con más de 500 apartamentos) y encima “premian” al cliente con otros 8 días de espera. Como nos dijo un taxista, “Viva Mexico cabrones!”

Mañana más!

martes, 18 de octubre de 2011

Cosas surrealistas que ve mi móvil en DF (Parte 2)

¡Hola a todos!

Farmacias Simi

 Paso todos los días por esta tienda camino de la oficina y desde el primer día el eslogan me parece grandísimo.

También dicen “Lo llaman genérico, nosotros, similares”.

Estas “farmacias” y su Dr. Simi son bastante famosas aquí en México. Tanto, que están arrasando con el mercado de las farmacéuticas ya que puedes ahorrar hasta un 75% en un medicamento.

Sin embargo, yo con lo que me quedo es con el eslogan que me resulto de coña la primera vez que lo vi. 

lunes, 17 de octubre de 2011

Coyoacán

¡Hola a todos!
Ayer estuvimos en Coyoacán, una de las 16 delegaciones que forman DF. Está al Sur, a tomar viento de casa. Opción de ir en taxi…o  en metro!  Juan, Julio (un amigo suyo que se viene a currar a México), Ana y yo decidimos “jugar” y tomar (que no coger) el temido metro de Ciudad de México. Precio: 3 pesos (0,18 EUR). Problemática según la gente: mucha inseguridad, mucho robo de carterista, mucha gente y mucho agobio.
Desde nuestra parada, Polanco, y hasta Coyoacán, según el plano de metro que os pongo es lógico ir hasta Mixcoan, hacer trasbordo allí y coger la línea 12.

Plano de Metro

Pues ahí íbamos los cuatro dispuestos a hacer el trayecto.
Llegados a Mixcoan, sin noticias del trasbordo. Primera reacción: vamos hacia la salida y seguro que ahí está el trasbordo. Craso error (como viene siendo ya habitual).
Segunda reacción: vamos a preguntar a alguien.
Un servidor: “Disculpe, ¿Dónde está el trasbordo hacia la línea 12?”
Una amable señora: “No, Señor, aquí no hay trasbordo.” Miro con cara de contrariado a Ana y le digo: “Esta tía no se entera.”
Segundo intento:
Un servidor: “Disculpe, ¿Dónde está el trasbordo hacia la línea 12?”
Un “apuesto” caballero: “No, Señor, aquí no hay trasbordo.” (Mi cara, era similar a la de Bob Esponja)
Un servidor: “Pero… ¡si el plano dice que hay trasbordo!”
El “apuesto” caballero: “Ah pues no, tiene que hacer el trasbordo en Tacubaya.”
No tranquilo, volví a preguntar una tercera vez. Vuelta a mi cara de Bob y a escuchar la misma respuesta. Conclusión: en DF no hay que hacer caso al plano de metro.
Con respecto a este, está bastante limpio, hay bastantes Domino´s Pizza en los intercambios (ya hablaré un día de las comidas y mi teoría de que México no es un país para hacer un régimen), y, no sé si es porque era domingo o qué pero, nada de inseguridad y nada de bullicio. Como dato curioso, cada parada tiene asociada una imagen representativa de la zona. En Mixcoan, el dibujo era una serpiente; menos mal que no nos bajamos allí.  :S

Estación de Polanco

Al llegar a Coyoacán, acudimos al mercado de Plaza Allende donde, según la guía Lonely había un puesto de tostadas mexicanas. Aunque esté sitio estaba hasta la bandera y no pudimos comer en él, terminamos en un pequeño puestecito donde comimos quesadillas de nopales (cactus para los mortales) y queso y  tinga (carne parecida a la ternera) y queso. El precio, con bebida incluida, 2,80 EUR aprox.

Quesadilla de nopales y queso

Una vez con el estomago lleno decidimos ir a la casa de Frida Khalo, que residía en este barrio tranquilo y residencial de la capital.
Ya con el museo cerrado, volvimos a dar una vuelta al mercado. Me recordaba bastante a la plaza de abastos de Sanlúcar, sólo que con los pasillos más estrechos y con multitud de tiendas de disfraces para Halloween y de decoración para el famoso Día de los Muertos.

Jardín Casa Frida Khalo


¡Mañana más y mejor (segundo capítulo de las cosas surrealistas que ve mi móvil)!

domingo, 16 de octubre de 2011

Lucha libre

Post que escribí el sábado y que subo hoy por falta de conexión a Internet en casa (sí, ¡hasta el jueves, nada!)
¡Hola a todos!
Expresiones como “Chinga tu madre”, “Pinche grosero” o “Pendejo rasposo” son muy habituales cuando uno acude a la luche libre en México.  La lucha libre es una especie de “Pressing Catch” que, en la tele, parece bastante cutre pero que en la realidad, y con el ambientazo que había en el estadio, no pinta tan mal.
El viernes tarde decidí ir con María, Ana, Pamela y Nuria al Arena México a ver estas peculiares luchas. Tras estar dos horas en el coche de Pamela (el tráfico en DF daría para una tesis doctoral en teleco sobre colas), llegamos al Arena México donde un “vieneviene”  (gorrilla para los españoles) nos buscó un sitio muy majo al lado del pabellón.
Lucha libre en el Arena México

Una cosa que creo que echaré de menos de este país es pedir una cerveza y que te preparen 600 cl. de Coronita (Corona aquí) con limón y sal y pagar 2,40 EUR. Con cerveza en mano, nos fuimos al espectáculo. Bastante fácil; dos bandas (técnicos y rudos) de tres luchadores, al mejor de tres asaltos que se ganan tras el típico tercer golpe del árbitro contra el ring.
Si bien es cierto que las patadas son totalmente de coña (vamos, que no se dan), algún que otro daño sí que se hacen. Mucho ambiente y muchos gritos a favor de unos y de otros, hacen que te metas en la historia poco a poco y que te eches unas risas con las expresiones que se escuchan. No es que esté ni mucho menos a favor de la violencia pero es una cosa típica de aquí que recomiendo, al menos, una vez en la vida.
Por otro lado, algo que me llamó la atención es que en conmemoración a la muerte de un luchador, en vez de guardar un minuto de silencio, la gente aplaudía (pero de verdad).

Un servidor con la típica careta de luchador


Tras la lucha nos reunimos con Serguei y su roomie (palabrejo muy típico en México, me parecen horrible los anglicismos así porque sí) Fernando a tomar unas copas a Condesa, el barrio por excelencia de la noche en DF, al parecer.
La cosa acabó con un caballito de tequila (para variar, al día siguiente me acuerdo de la madre de quien lo pidió), la gente exaltadísima con la siguiente canción (http://www.youtube.com/watch?v=B4Hdj_Q681g) y vuelta en el coche de Pamela a casa. Unos minutos antes de llegar a casa, en una avenida cercana había un control de policía. Todos vivimos atónitos el esquivo de Pamela a dicho control girando hacia otra calle a apenas cinco metros de la patrulla policial.
¡Hasta mañana!

viernes, 14 de octubre de 2011

Cosas surrealistas que ve mi móvil en DF (Parte 1)


Hola a todos!

Hoy mi blog va doblemente dedicado a Jaime. Primero, porque la foto es “una cosa surrealista que ve mi móvil en DF” y segundo, por el artículo en sí, parecido a nuestro aclamado Durbitan (¡encima te quita el dolor de cabeza!).
Cafiaspirina = Durbitan + Aspirina...FORTE!!



Hoy nos vamos a la lucha libre, así que entre eso y la recepción del miércoles en casa del Embajador, seguro que tendré algo que contar.

Ta mañana!

jueves, 13 de octubre de 2011

Rain over me

¡Hola a todos!

Hoy voy a hablar del tiempo. Y es que mojarme todas las tardes y que el recepcionista del piso te diga:
-          “Señor, a ver si hay alguna tarde en la que no le vea llegar mojado”.
No tiene precio!

Y es que el tiempo en DF es así: llueve todos los días (dicen que la temporada de lluvias se está extendiendo) y llueve siempre cuando estamos en la calle solucionando alguna cosa.
Además, caen trombas de agua. Nada de tres gotitas.

Como no tengo foto mojado, os pongo un vídeo que le viene como anillo al dedo.

martes, 11 de octubre de 2011

Los taxis en DF (Capítulo 1)

Hola a todos!

Hoy voy a hablar de los taxis, esa cosa impredecible, insegura y surrealista de DF.
Según nos explicaron al llegar, existen tres tipos de taxis: aquellos a los que tu llamas, que son seguros. Otros que llaman “taxis de sitio”, que se pillan en una especie de parada y también son seguros; y los taxis que se cogen por la calle, que, sinceramente, es como la ruleta rusa.
Pues bien, llevamos menos de una semana y ya hemos tenido 3 situaciones surrealistas con los taxis.

Situación surrealista no.1. Grado de inseguridad: elevado.
Viernes noche, 03.30h. Ana, Fernando y yo decidimos salir de una discoteca con dirección a casa. Qué pillamos? Pues un taxi de calle. Por qué? Porque creíamos que eran los más seguros (nosotros, y nuestra pompa de jabón en la que vivimos).
Resultado: el taxista nos cobró una pasta gansa e…íbamos a una velocidad aproximada de 140 km/h por una vía parecida a la M-30.

Situación surrealista no.2. Grado de inseguridad: diría que rozó el extremo en algún momento.
Lunes tarde, 16.00h. Ana, Fernando y yo, nos dirigimos hacia Viana, una tienda de muebles situada en el centro, que nos había recomendado un taxista el día anterior (el único, diría, decente; la verdad que fue encantador). Decidimos acudir a esta tienda en taxi. Pues…entre que el taxista no sabía dónde era (los mexicanos no saben decir que NO), y que nos metió en una zona en la que la conversación fue la siguiente, salimos un poco espantados:
Taxista: “No me meto por esta calle porque es bastante peligrosa.”
Fernando: “¿Y esta por la que estamos?”
Taxista: “Bah, también lo es un poco”.

Situación surrealista no.3: el taxista “seta”.
Lunes tarde, 19.00h. Después de comprar en Viana (con el ticket hecho a mano), volvimos a casa con un taxista que, si no le pregunto que “cuánto era?” ni siquiera nos cobra.

Los famosos taxis


A todo esto, y para los más miedicas, estoy bien y al final son tres historias que ahora nos hacen gracia.

¡Mañana cosas surrealistas que ve mi móvil!
¡Ta mañana!

sábado, 8 de octubre de 2011

Primeros días en DF


¡Hola a todos!
Tras varios días en los que no he podido ni sentarme, aprovecho la primera media hora que tengo libre en el D.F para actualizar el blog.
La verdad que han pasado sólo 4 días y parece sin embargo que haya pasado un mundo. La cantidad de historias por metro cuadrado de lo que he vivido esta semana roza el surrealismo o, como algún/a que otro/a entenderá, el absurdismo.
Abandoné Jerez el lunes en un vuelo de Iberia y llegué a Madrid para reunirme con mis compañeros de viaje, de los que dejo una foto, y que, según todo el que ha hecho este tipo de becas, se convertirán en mi familia a lo largo de estos doce meses.

En el aeropuerto de Frankfurt

El martes, madrugón. Primer contratiempo: la maleta de mano. Según la agradable Sra. De Spanair, mi maleta de mano no cumplía los requisitos de medida necesarios para poder viajar en cabina. Por ello, me invitó a introducir mi maleta en uno de esos compartimentos que tienen para medirlas. Pese a que cabía perfectamente, la agradable Sra. no tenía muy claro el concepto de “Capacidad” y me obligó a facturar una maleta bastante endeble que compré el año pasado en Pekín (miedo tremendo a que me la perdieran o me quitaran la cámara de fotos, que andaba allí dentro, cosa que felizmente no ocurrió).
Tras esto, vuelo a Frankfurt, comida allí y vuelo INTERMINABLE al DF. La verdad que si no llega a ser porque la Sra. que tenía en el asiento de delante se agarró tal cogorza que iba tambaleándose en el vuelo, no sé qué hubiera sido de mí porque se me hizo eterno. Al llegar a DF, control de inmigración (1 hora y media aproximadamente) y control de aduanas, para pillar un taxi y llegar a la que va a ser nuestra casa durante este año sobre las 22.00h, hora local.
Al día siguiente, día 1 en DF fuimos a la oficina ya a trabajar. Segundo contratiempo: duchita de agua fría para empezar la mañana. El piso donde vivo, con Fernando y Ana, estaba vacío (ni siquiera había una garrafa de agua), con lo que en estas tardes nos hemos dedicado a arreglar todo y asentarnos (aunque falta todavía). Y aquí es donde vienen los episodios surrealistas/absurdos.

Con Fernando en la oficina

Episodio 1: intento fallido en Telcel (operadora móvil de México) y posterior compra en el Soriana (supermercado). El primer día salimos a las 16,30h de la Oficina para coger el pasaporte e ir a hacernos el contrato de la línea de teléfono. Como buenos novatos, fuimos a una oficina que estaba a media hora andando (aquí al lado, vamos), teniendo una a tres pasos de casa. Consecuencia: la tienda cerraba a las 18.00h, llegamos tres minutos tarde y estaba cerrada. Así que decidimos que era momento de hacer la compra: fuimos al supermercado (en México todo es grande, como podéis comprobar en esta foto), hicimos una compra de 2 carros y…decidimos ir con la compra hasta casa. 

Tamaño del champú en México

Como en España es común coger el carro de la compra y sacarlo del propio recinto, suponíamos que podíamos actuar de la misma forma en México. Craso error. Un segurata se puso tonto y tuvimos que dejar a Fernando con los dos carros para pillar un taxi y volver con todas las compras (incluida garrafa de 20 litros de agua) a casa. Hasta aquí todo normal. Pues en el momento en el que Ana y yo nos pusimos a buscar el taxi, cayó una de las trombas de agua más grandes que yo haya visto. Empapados llegamos a un taxi, recuperamos a Fernando, que andaba en un árbol esperándonos y felizmente llegamos a nuestra casa con comida. A todo esto, la casa seguía sin agua caliente. Bajamos a Administración y tras esperar bastante rato, conseguimos encender la caldera de gas y tener nuestra ducha en condiciones.
El segundo día, volvimos a la oficina (gente encantadora, la verdad) y por la tarde de nuevo a realizar trámites. Llegamos a casa mojados de nuevo, por la tromba de agua que caía y, en la casa no había luz. Y piensas: bueno, es normal, hay tormenta, se habrá ido. Fuimos a firmar el contrato con la agente inmobiliaria (Yuni para los amigos) y fuimos a Telcel, esta vez sí a sacarnos la línea mexicana. Yo iba, pues a sacar una línea para la Blackberry, Ana, para sacar un cutre móvil y Fernando, para sacar un teléfono con el que pudiera usar Skype. A este episodio se unió Serguei, que venía a sacarse un móvil. Dos horas más tarde, con la tienda ya cerrada, salimos de allí con 3 iPhones y un Samsung Galaxy. ¿Qué paso? Aún lo desconocemos. (Inciso: quien quiera hablar conmigo fácilmente y tenga Android o iPhone, que se instale un programa llamado Viber, que funciona de escándalo. Gracias chungui).

Ana, Serguei y Fernando con Edgar, de Telcel

Episodio  2: no hay luz en casa. Cuando llegamos de Telcel, no había luz en casa. Bajamos a administración, miraron el contador y todo estaba en orden, con lo cual, todo hacía pensar que era una avería interna. En administración decían que no podían tocar la instalación de dentro de la casa, con lo que teníamos que llamar a nuestro propio electricista (22.00h). Preguntamos a la vecina si tenía luz. Nos dijo que no, que creía que se la habían cortado porque no había pagado. Pero claro, a nosotros no nos la iban a cortar, con lo que empezó a sonarme que podía ser una avería más general. 20 minutos después, seguía discutiendo con el de Administración y es increíble la entereza que tienen para decirte lo mismo 500 veces: “Señor, no podemos acceder a tu hogar”. Indignados y frustrados, nos fuimos a cenar y cuando llegamos a casa “¡Voilá, hay luz!”. Resulta que era una avería general de los dos apartamentos. Nos pidieron disculpas al día siguiente, eso sí.
Con todo esto ya llegamos al día de ayer, en el que fuimos como de costumbre a la Oficina, estuvimos visitando las instalaciones de la casa (próximas fotos, lo prometo) y salimos por la noche a una discoteca.
Episodio 3: el taxista suicida. A la hora de volver, tras estar en un bar en el que 10 copas valían aproximadamente 6 Euros y en el que me quitaron mis pastillas de la alergia porque el puertas a saber qué se pensaba que eran, volvimos en taxi a 140 km/h por una vía similar a la M30. Sí señor.
Hoy, día tranquilo, primero en DF en el que me puedo sentar, puedo robar una Wi-Fi (hasta el día 19 nada de Internet en casa) y puedo contar algo de esta “aventura”.
Mañana prometo abrir un post de “Cosas surrealistas que ve mi móvil en DF” en honor a Jaime. Promete la cosa, porque en estos días que llevo aquí, ya tengo 3 fotos.
Impresiones generales de lo que llevo hasta ahora: el país está “en guerra” podíamos decir, se palpa cierta inseguridad en la calle pero de momento, y espero que así siga, no he tenido ninguna sensación rara. Hay gente encantadora y lugares encantadores, y con eso me voy a quedar.
¡Ta mañana!

domingo, 2 de octubre de 2011

Despedidas (Parte I)

¡Hola a todos!

Estos días, estoy de despedidas (hoy especialmente, estoy parco en palabras). Una de las más emotivas, es aquella que hago con mi puesta de sol favorita.
Mañana estaré rumbo a Madrid para el martes cruzar el charco; sentimiento paradójico el que tengo: Ganas Vs. Pereza; aunque las ganas, terminarán ganando. 

Playa de las Piletas, Sanlúcar